La extraña que hay en ti

"El ritmo de la película pretendía crear la sensación de los últimos jadeos que da una persona justo antes de morir. La película era, de principio a fin, una danza de muerte. Todos los personajes del film, con la excepción de Claudia, son conscientes del hecho de que no llegarán al final con vida”.

Sergio Leone pronunció esta frase sobre Hasta que llegó su hora, su última aproximación al género del western. Mientras veía La extraña que hay en ti no podía sacarme esa frase de la cabeza ya que, a mi parecer, la intención del director, Neil Jordan, es precisamente la de recrear esa danza de muerte. Todo el montaje parece respirar de forma entrecortada y agónica, como el desesperado que se dirige hacia una muerte inminente.

El fundido entre planos es omnipresente a lo largo de todo el metraje. Muchos incluso pasan por un fundido a negro muy marcado que hace desaparecer nuestro contacto con la escena (con la realidad). El avance de la cinta se revela agotador y doloroso, igual que la desventura de su protagonista. Existen algunos planos más rápidos y fugaces, sobretodo en las escenas de acción y durante las conversaciones entre los personajes, planos que ayudan a mostrar mejor aquello que sucede o que ofrecen un retrato más cercano de los protagonistas. A pesar de ello, la sensación global es la de un arítmico y desolador avance.

El director usa panorámicas lentas y pausadas que muestran la ciudad de Nueva York a un ritmo muy distinto del habitual y la paleta de colores, fusión de modernidad digital y sombría oscuridad, añade a la película un tono muy particular. Se ha hablado (demasiado) del cuestionable mensaje ideológico que rodea toda la trama y que lleva a la protagonista a tomarse la justicia por su mano. Pero no se trata de algo gratuito y toda la puesta en escena que he descrito anteriormente es uno de los ingredientes que demuestran la coherencia de Neil Jordan. El título español (por una vez acertado) da más énfasis aún a la idea central de la película, ese juego moral sobre la integridad del alma humana y de su representación pública a través de nuestros actos. La extraña que hay en ti habla sobre la distancia que existe entre nuestro verdadero yo y aquello que creemos ser.

A pesar de sus puntuales notas de violencia, la película de Jordan se desmarca de la tendencia actual del cine comercial. En el 90% de las películas americanas, una vida humana no vale nada. Ya sea por adopción de códigos propios del videojuego o por una tendencia a desenfocar el retrato de todo aquél que no es protagonista, las películas actuales muestran asesinatos, accidentes, crímenes... como un simple leit-motive que permita hacer avanzar la trama hacia un final previsible y artificioso. En este caso, como digo, es diferente. Jordan parece reflexionar sobre esta forma de ver la vida (y la muerte) de la sociedad actual, en que se barajan cifras de muertes y de heridos como si se tratara únicamente de eso, cifras. La facilidad con que se puede matar sin pasar desapercibido en la gran ciudad sorprende al personaje de Foster y, al mismo tiempo, la introduce en una espiral que la aleja de la realidad que le rodea. El mensaje final que remata la película es pesimista y oscuro (pese a lo artificioso de alguna escena) y ofrece un retrato hipócrita, violento y realmente aterrador de nuestra sociedad y del papel que en él juegan las fuerzas del orden. La cinta está llena de tensión y se cierra con un plano cenital de la protagonista, perdida en medio de un laberinto nocturno formado por las callejuelas de la gran Nueva York dejando más incertidumbres que respuestas.

Ya hace tiempo que Neil Jordan se pasea por este tipo de estilizados cuentos morales sobre las fronteras entre lo heroico y lo delictivo. Entrevista con el vampiro (de donde recupera su director de fotografía, Philippe Rousselot) Michael Colyns o The good thief son ejemplos de como los conceptos de justicia, supervivencia y bondad se difuminan de una forma perversa cuando los personajes entran en contacto con sus propias contradicciones.

Y no quiero acabar sin unos apuntes sobre los personajes: Jodie Foster está convincente como sucesora de Charles Bronson en el papel de justiciera urbana, pero no consigue deslumbrar con su interpretación. Terrence Howard, como siempre, está a la altura de las circunstancias, aunuqe ya empiezo a hechar de menos una interpretación a la altura de la de Hustle and Flow.

Lo mejor: el ritmo de estertor de muerte
Lo peor: la resolución final (que no el último plano)

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Últimos Posts