Siempre me ha parecido que Ridley Scott es un gran director, con un sentido del ritmo espectacular y con un detalle por el aspecto visual envidiable. La contrapartida es que, al igual que su hermano Tony, parece dedicar muchos más esfuerzos a estos aspectos que a urdir una trama inteligente y bien narrada.
No se trata de algo generalizado, Thelma y Louise se basa únicamente en la historia y en los diálogos. En Los Impostores, el director cumplió su cometido con una nota aceptable, pero El Reino de los Cielos me pareció una película tan asombrosa en el apartado ‘físico’ como vacía de contenido.
Parece que para este American Gangster, Scott ha decidido por fin echar mano de un buen guionista con una buena historia. Quizá se le haya ido un poco la mano en la durada de la cinta, lo que le da un cierto aire pretencioso, pero el retrato de personajes, los diálogos y las situaciones en las que se desarrollan son no solo interesantes si no- me atrevo a decir- apasionantes.
Los Scott nunca se han amedrentado a la hora de mostrar la violencia en pantalla. La sangre es un ingrediente básico en todas sus historias y siempre es interesante encontrar más de una amputación y alguna mutilación en sus montajes. En este caso, las explosiones de violencia son comedidas pero eso no hace más digerible la película. ¿porqué? Por el retrato que ofrece de las drogas.
En American Gangster la heroína es algo desagradable, en las antípodas de Pulp Fiction y –quizás también- de Trainspotting. El director muestra brazos hinchados y carcomidos por la droga, gente que muere de sobredosis y heridas que no pueden hacer más que incomodar al espectador. Que una película de Hollywood se atreva a mostrar así una realidad tan dura merece un aplauso: ¡Plas Plas!
Pese a que se trata de una película excelente, no entiendo la comparación que se hizo durante su promoción con El Padrino. No es lo mismo. Pese a la implicación emocional que se establece con el personaje de Denzel Washington, las coincidencias se limitan a que trata del ascenso y caída de un mafioso y poco más. También nos gusta el policía (Crowe), lo que nos permite ver las luces y sombras de ambos personajes sin llegar a identificarnos totalmente con ningún bando.
En mi opinión, la intención de Ridley Scott era más bien la de emular el trabajo de Brian de Palma en El Precio del poder. La misma base argumental, el mismo recorrido y un cartel prácticamente calcado. Ya para acabar, quiero decir que no entiendo la nominación de Ruby Dee como mejor actriz secundaria. No quiero decir que la madre de Denzel Wahsington en la película sea mala actriz, pero su papel solo tiene UNA frase interesante en más de dos horas de metraje. Si hubiera ganado seria un delito casi tan flagrante como el Oscar que le concedieron a Jennifer Connelly solo por gritar ante el espejo en una escena de la cutre Una Mente Maravillosa. Por suerte no fue así, y Tilda Swinton se llevó a casa la estatuilla. Y todos la mar de contentos (menos los fans de Cate Blanchett).
No se trata de algo generalizado, Thelma y Louise se basa únicamente en la historia y en los diálogos. En Los Impostores, el director cumplió su cometido con una nota aceptable, pero El Reino de los Cielos me pareció una película tan asombrosa en el apartado ‘físico’ como vacía de contenido.
Parece que para este American Gangster, Scott ha decidido por fin echar mano de un buen guionista con una buena historia. Quizá se le haya ido un poco la mano en la durada de la cinta, lo que le da un cierto aire pretencioso, pero el retrato de personajes, los diálogos y las situaciones en las que se desarrollan son no solo interesantes si no- me atrevo a decir- apasionantes.
Los Scott nunca se han amedrentado a la hora de mostrar la violencia en pantalla. La sangre es un ingrediente básico en todas sus historias y siempre es interesante encontrar más de una amputación y alguna mutilación en sus montajes. En este caso, las explosiones de violencia son comedidas pero eso no hace más digerible la película. ¿porqué? Por el retrato que ofrece de las drogas.
En American Gangster la heroína es algo desagradable, en las antípodas de Pulp Fiction y –quizás también- de Trainspotting. El director muestra brazos hinchados y carcomidos por la droga, gente que muere de sobredosis y heridas que no pueden hacer más que incomodar al espectador. Que una película de Hollywood se atreva a mostrar así una realidad tan dura merece un aplauso: ¡Plas Plas!
Pese a que se trata de una película excelente, no entiendo la comparación que se hizo durante su promoción con El Padrino. No es lo mismo. Pese a la implicación emocional que se establece con el personaje de Denzel Washington, las coincidencias se limitan a que trata del ascenso y caída de un mafioso y poco más. También nos gusta el policía (Crowe), lo que nos permite ver las luces y sombras de ambos personajes sin llegar a identificarnos totalmente con ningún bando.
En mi opinión, la intención de Ridley Scott era más bien la de emular el trabajo de Brian de Palma en El Precio del poder. La misma base argumental, el mismo recorrido y un cartel prácticamente calcado. Ya para acabar, quiero decir que no entiendo la nominación de Ruby Dee como mejor actriz secundaria. No quiero decir que la madre de Denzel Wahsington en la película sea mala actriz, pero su papel solo tiene UNA frase interesante en más de dos horas de metraje. Si hubiera ganado seria un delito casi tan flagrante como el Oscar que le concedieron a Jennifer Connelly solo por gritar ante el espejo en una escena de la cutre Una Mente Maravillosa. Por suerte no fue así, y Tilda Swinton se llevó a casa la estatuilla. Y todos la mar de contentos (menos los fans de Cate Blanchett).
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