Canal 33 de Catalunya emitió hace unas semanas (¿dos?, ¿tres? ni idea) los reportajes Cineastes contra Magnats i Cineastes en acció (2005), un díptico de Carles Benpar que pretende mostrar la falta de escrúpulos con la que los productores (léase también distribuidoras, televisiones, salas de medio pelo...) tratan los productos fílmicos. Sin duda es un tema interesante, pero los dos trabajos son un claro ejemplo de como una gran investigación no se traduce forzosamente un buen reportaje. La documentación es solo el primer paso para conseguir un documental como dios manda y Benpar se ha olvidado del resto del trabajo.
A partir de entrevistas y alguna que otra recreación un tanto tramposa se repasan todos los crímenes que ha sufrido el celuloide a lo largo de la historia: cortes publicitarios en televisiones y también en cines; nuevas ediciones recortadas, alargadas o mejoradas de viejas películas; cintas coloreadas; versiones mal dobladas; proyecciones que no respetan el formato original...
Los datos que manejan ambas películas son apabullantes. Hay entrevistas con personajes de la talla de Woody Allen, Bernardo Bertolucci, John Boorman, Stanley Donen, Milos Forman, Arthur Penn, Sidney Pollack... y recupera archivos (archive footage que se llama) de John Huston, Fred Zinnemann, Fellini, Burt Lancaster, Salvador Dalí...
Pero el problema de estos dos trabajos yace en que esas entrevistas son simplemente eso: entrevistas. No hay una labor de montaje para que las palabras de cada interlocutor se complementen creando un discurso único completo. Asistimos a la intervención del entendido 1: habla durante cinco minutos ante la cámara, sin cortes, sin planos de recurso, sin cambios de cámara. Después viene el entendido 2: cinco minutos más de plano fijo en un estudio, despacho, jardín o recibidor. Y así durante todo el metraje con la excepción de contados ejemplos sacados de emisiones televisivas. Hay que destacar que algunos (el de la naranja por ejemplo) son auténticas joyas, pero la sensación global es de aburrimiento, de pesadez, de escuchar una y otra vez lo mismo contado desde distintos frentes.
Es un ejemplo sintomático de la mala situación del documental en España que ambos trabajos ganaran sendos Goyas al mejor documental. Un premio que avala el esfuerzo del trabajo de campo pero que no tiene para nada en cuenta el lenguaje cinematográfico. En las antípodas de maravillas como Inside Deep Troath (Bailey y Barbato, 2005), la edición de Cineastes es catastrófica. No solo le falta nervio y agilidad sinó que cada entrevistado explica su opinión partiendo ¡desde el principio! Cada uno dice: "me parece muy mal que se haga una versión coloreada de La Jungla de Asfalto, de Huston. Vi esta película cuando tal i cual..." y para cuando llega a añadir algo de información, ¡ya han pasado 2 minutos!
Por favor, que alguien competente se haga con tan suculento material y se meta en una cabina durante medio año a cortar y pegar por donde haga falta. Y que salga con un reportaje de dos horas (¿para qué 2 películas de hora y media?) que de verdad consiga avergonzar a todos los mandamases de la industria del cine. Y una de dos: o vuelven a grabar los stand up de Marta Belmonte ahora que ya se ha curtido como actriz o me la quitan de ahí, que da vergüenza ajena.
Por cierto, no os perdais el site de la película:
Lo mejor: las toneladas de jugosa información
Lo peor: su nula capacidad de comunicación
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