Esta es una de esas películas que consiguen engancharme cada vez que la cazo por televisión. Con cada nuevo visionado me doy cuenta de las muchas limitaciones de la cinta pero, en cambio, también confirma que aquellos elementos que me atrajeron en su momento siguen estando presentes. Elementos que le confieren a la cinta un tono único y especial que no se ha vuelto a repetir en años.
Hay un montón de cosas que fallan en esta película. El maquillaje de muchos de los homínidos que pululan por la cinta es intolerablemente malo. Ni siquiera en El planeta de los simios (1968) habíamos visto máscaras tan rígidas. Los mamuts son ridículos y parecen diseñados para una obra de teatro infantil. Además la trama tiene algunas escenas sonrojantes, como el team-up entre humanos y mamuts o el (cutre) aspecto de los dientes de sable. Tampoco entiendo algunos de los movimientos de cámara (p. ej. la extraña panorámica desde Perlman hasta el resto del grupo al inicio de la cinta) y el montaje muestra demasiados problemas de continuidad por culpa de diferencias en las iluminaciones o las texturas. Sé que peca de pretenciosa y que resulta un poco inocentona pero, a pesar de esto, es un film que me encanta.
Me gusta la película porqué tiene buenos personajes. Los tres aventureros prehistóricos que se juegan el pellejo en busca de fuego (Everett McGill, Ron Perlman y Nicholas Kadi) y el resto de secundarios (sobretodo Rae Dawn Chong) resultan entrañables; además es una cinta emocionante que consigue atraparte pesa a ser muda o, por lo menos, lingüísticamente ininteligible. Me gusta que Anthony Burgess (La Naranja Mecánica) sea el encargado de crear el lenguaje de los homínidos porqué le aporta realismo y veracidad a la función. Me gusta ver como se refleja la evolución del ser humano a través de los distintos grupos sociales. Me gusta porqué tiene escenas divertidas (la huida en el árbol entre otras) y toda la historia está llena de tensión. Tiene algún que otro plano visualmente impresionante y es de agradecer que no sea demasiado larga.
En definitiva, sé que En Busca del fuego tiene un montón de problemas y que necesita más de un parche, pero se trata de una película que me atrae y que me divierte y que no me importa repetir cada vez que la encuentro por televisión. Su director, el por otro lado pesadísimo Jean Jacques Annaud, rodó aquí uno de sus mejores trabajos. El nombre de la rosa es una cinta pretendiosa, pedante y aburrida que empalidece al lado de la novela que le da nombre; debo admitir que Enemigo a las puertas me gustó, pero Siete años en el Tibet era un rollo de cuidado. Por lo menos hay que agradecer que el mismo Annaud se arriesgara el año 2004 a rodar Dos Hermanos, con un estilo parecido al de El Oso, demostrando así que el cine aún tiene un montón de estilos que explotar y que pasan desapercibidos por culpa de la mastodónica presión del box-office.
Lo mejor: un ritmo envidiable
Lo peor: a sus FX no le vendrían mal un arreglo en plan Star Wars
Aquesta pel·lícula jo també la he vist un pilot de cops i sempre consegueix enganxar-m'he.
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