'El Juego del Ángel': primeros apuntes

Hace unas semanas que salió a la venta el nuevo libro de Carlos Ruiz Zafón tras La Sombra del viento y, por supuesto, ya es el éxito editorial del año. La obra se estrenó llena de secretismo (y digo esto sin ninguna intención de crítica). Simplemente me refiero a que el libro apareció sin que nadie hubiera leído su contenido y eso hizo que los lectores llegáramos vírgenes a su contenido sin la contaminación de los medios.

Sólo me he leído la mitad del libro y me ha asaltado una pregunta: a parte de comprarlo, ¿alguien lo ha leído? Lo digo porqué la suculenta trama de Zafón aborda un tema que siempre suele llevar consigo una gran polémica, el de la religión. Estamos acostumbrados ya a las quejas de la iglesia ante obras como El Código da Vinci y otras intrigas del mismo estilo. Pero en cambio, no he sentido, aún ningún comentario incendiario al respecto de El Juego del Ángel. Reitero que no he terminado el libro y quizá me equivoque, pero a estas alturas esperaba que se hubieran hecho algunos comentarios. Como no es así, me apunto el primer tanto. Dicho esto, aviso que, a partir de ahora voy a contar algunas cosas del libro. Aunque seré sutil, quien no quiera descubrir nada, que no siga leyendo.

En El Juego del ángel aparece un misterioso personaje que le propone a su protagonista (un pobre escritor venido a mercenario de la literatura) que escriba un libro sobre religión. Básicamente, que rescriba una Biblia para una nueva fe. Esto al principio choca en medio de la lúgubre trama que nos presenta Zafón pero después adquiere una lógica impresionante. El problema es que de esta situación, de este juego se desprende la idea de que todas las religiones se crearon como un medio de control de la población y que, la fe, no es más que una invención de algún personaje poderoso para dominar a los demás. La Biblia es, así, un relato escrito para adoctrinar y para encaminar a los temerosos hacia un determinado fin y no el supuesto legado del poder de un hombre.

Me asusta pensar que, entre los miles de compradores de El juego del ángel haya gente creyente( como mis tías o abuelas) que vean en él una cierta denuncia de lo que son las religiones. No sé qué pensarán al encontrar unos personajes que hablan de la religión como algo terrenal y caprichoso y no como un designio de un ser superior que se alza en un cielo profético.

No tengo la intención (de momento) de seguir incidiendo en este terreno, puesto que ya lo haré cuando conozca el final del libro y pueda decir donde lleva todo. Pero espero que esto sirva de primer apunte y que si alguien piensa lo mismo que yo, pueda compartir su opinión. Más allá de todo esto, cabe decir que el libro es excepcional y, aunque su localización en la Barcelona del primer cuarto de siglo me parece acertada, da la impresión de tratarse de una mera excusa para darle a la novela un barniz lúgubre. A pesar de estar ambientada en otra época, los personajes parecen hablar y comportarse como si se tratara de nuestros contemporáneos y basta con cerrar los ojos para imaginarse a D.M caminando por la Rambla que hoy todos conocemos.

2 comentarios :

  1. Me gustaría preguntarte, Sergi, Que me dices del final? Una trama interesante, bien construida para llegar a este final... No crees que hay “hilos” que se han perdido por el camino??
    Que opinas?

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  2. Gracias por el comentario.

    Nunca llegué a publicar un 'El juego del ángel: Segundos apuntes' porqué me dí cuenta que aquello que yo intuía no se encaminaba hacia donde yo creía, precisamente por la tendencia a abandonar hilos sueltos por el camino que comentas.

    El final me desconcertó pero me gustó. Lo encontré sugerente y, acorde con el resto del libro, no sabría decir qué parte era realidad y cual ficción.

    En lineas generales me gustó mucho más 'El Juego del Ángel' que 'La sombra del Viento'. Es más coherente, dinámico, rápido... 'La sombra', con todo el rollo de la carta de uno, el diario del otro, la declaración de nosequién... despistaba un poco. Pero eso sí,¡El final era espectacular!

    Esta vez me ha enganchado mucho más la trama, la investigación y el retrato del protagonista.
    De hecho, creo que es interesante que muchas de las aparentes tramas se cierran de golpe y porrazo, sin dramatismo, efectismos, discursos chungos. Eso está bien porqué le aporta veracidad a una obra que podría haber caído facilmente en temas fantasiosos / irreales. Otros libros cierran, a cal y canto, todo lo que abren y eso no se corresponde con la realidad, mucho más fluida, extraña, caprichosa e injusta. Y la narración en primera persona de David parece responder a esta confrontación entre Realidady Literatura.

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